Las semillas, una vez pasado su proceso de estratificación, o bien plantadas directamente, en condiciones optimas de calor, y humedad, comienzan a captar agua y a producirse una serie de reacciones en el interior que hace que germinen.
Durante los primeros días, las nuevas plántulas captan la energía de los cotiledones, que son dos prolongaciones que aparecen en la base del tallo.
Durante este tiempo debe cuidarse de no dañar estos cotiledones, puesto que son indispensables para la supervivencia de la planta, que está multiplicando las células de sus raíces hacia la profundidad de la tierra.
Seguidamente a la apertura de los cotiledones, abre un par de hojas, que suelen ser de forma diferente a las hojas definitivas. Estas hojas inmaduras están encargadas de realizar la fotosíntesis los primeros días, hasta que la plántula saca sus hojas definitivas.
Finalmente, alrededor de los 14 días posteriores a germinar y asomar la plántula por la superficie de la tierra, ésta saca su primer par de hojas definitivas, que seguirán el proceso de captación de luz solar y crecimiento de la planta.
Es en estas fechas cuando los cotiledones dejarán de funcionar, y se comenzarán a secar. Veremos como los cotiledones cambian de color y de textura, aparecerán secos, y caerán a la tierra, puesto que ya habrán realizado su función y la planta habrá captado de ellos toda la energía y los nutrientes que necesitaba hasta llegar al momento actual.
Cotiledones agotados
Aquí os dejo una muestra de la evolución completa de una de mis semillas hasta la aparición de su primer par de hojas definitivas.
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